I
Las fuerzas del lenguaje son las damas solitarias, desoladas, que cantan a través de mi voz que escucho a lo lejos. Y lejos, en la negra arena, yace una niña densa de música ancestral. ¿Dónde la verdadera muerte? He querido iluminarme a la luz de mi falta de luz. Los ramos se mueren en la memoria. La yacente anida en mí con su máscara de loba. La que no pudo más e imploró llamas y ardimos.
As forças da linguagem são damas solitárias, desoladas, que cantam através da minha voz que escuto a distância. E distante, na arena negra, jaz uma menina densa de música ancestral. Onde está a verdadeira morte? Quis me iluminar à luz de minha falta de luz. Os ramos morrem na memória. A que jaz aninhada em mim com sua máscara de loba. A que não pôde mais e implorou chamas e ardemos.
II
Cuando a la casa del lenguaje se le vuela el tejado y las palabras no guarecen, yo hablo.
Las damas de rojo se extraviaron dentro de sus máscaras aunque regresarán para sollozar entre flores.
No es muda la muerte. Escucho el canto de los enlutados sellar las hendiduras del silencio. Escucho tu dulcísimo llanto florecer mi silencio gris.
Quando voa o telhado da casa da linguagem e as palavras não protegem, eu falo.
As damas de rubro se perderam dentro de suas máscaras ainda que regressassem para soluçar entre flores.
Não é muda a morte. Escuto o canto dos enlutados selar a rachaduras do silêncio. Escuto seu dulcíssimo pranto florescer meu silêncio gris.
III
La muerte ha restituido al silencio su prestigio hechizante. Y yo no diré mi poema y yo he de decirlo. Aún si el poema (aquí, ahora) no tiene sentido, no tiene destino.
A morte restituiu ao silêncio seu prestígio encantador. E eu não direi meu poema e eu tenho que dizê-lo. Mesmo que o poema (aqui, agora) não tenha sentido, não tenha destino.
Alejandra Pizarnik
(de La extracción de la piedra de la locura, 1968)